Lanciego se independiza administrativamente de “la villa y tierra” de Laguardia en 1630. Con la obtención del título de villa, la población consigue también el derecho de impartir justicia y una jurisdicción propia. Es a partir de este año entonces cuando hemos de situar este bello elemento que ha llegado a nosotros todavía con elementos propios de una picota de justicia como demuestran los elementos que lo rematan, propios para pasar la soga del reo. Esta función se va perdiendo durante el siglo XIX, diluyéndose en carácter ornamental, de prestigio, y símbolo jurisdiccional.

Rollo-picota en buen estado de conservación, situada junto a la carretera Lanciego-Assa, en la salida Sur de la localidad. Se trata de un rollo monolítico erigido sobre una doble grada. De la grada superior surge una talla en cuerpo cilíndrico que se unifica al rollo mediante argamasa. Este rollo es rematado por un cuerpo tronco piramidal cuadrangular. De los cuatro saledizos dispuestos en cruceta sólo dos se mantienen completos. Éstos presentan una planta triangular con orificio central.

En Lanciego contamos con el trujal más antiguo toda Rioja alavesa y del País Vasco. La actividad trujalera de este municipio se remonta al S. XVIII y actualmente se continúa elaborando el aceite mediante el procedimiento tradicional, de forma totalmente artesanal por la gente del pueblo.

En su interior encontramos, en la planta baja, los depósitos de almacenaje y equipos para su distribución, si accedemos a la zona subterránea encontraremos los dos juegos de piedras y maquinaria para mantener viva cada año la tradicional tarea de molienda de la aceituna, en este único trujal municipal de Rioja Alavesa que en 1913 fue donado por la familia Álvarez de Eulate.

El casco urbano nos ofrece en la Fuente Vieja uno de los mejores ejemplos de la comarca dedicado a la arquitectura del agua (junto a la fuente medieval de Viñaspre). Situada en una vaguada lindante al templo parroquial y compuesto por varios cuerpos de arquitectura neoclásica, el principal se nos muestra en hornacina, flanqueada por pilastras y cubierta por un frontón triangular.

El conjunto se completa con un abrevadero y El lavadero, al que se accede por un tramo escalonado. Un lugar al que se acudía para hacer la colada y para llevar a cabo actividades higiénicas y saneado de indumentarias, aunque también fueron centros de reuniones donde la gente del pueblo compartía momentos juntos mientras realizaban las tareas del hogar.

Entre su rico patrimonio destaca el templo parroquial, dedicado a San Acisclo y Santa Victoria, patrones de la localidad. El edificio de piedra de sillería, con planta de cruz latina, se sitúa en el centro del casco urbano. Su construcción original, en el siglo XVI, presentaba una planta rectangular con una sola nave y contrafuertes interiores. Esta estructura se modificó dos siglos después al añadirle tres ábsides semicirculares que forman la cabecera y el crucero de la planta actual. También durante el siglo XVIII, se remató el edificio al construir la torre, también de piedra de sillería con planta cuadrada.

Entre los elementos interiores del templo destaca el Retablo Mayor, de época renacentista y gran calidad artística está dividido en tres cuerpos. Si nos adentramos en el interior del templo, debemos fijar nuestra mirada en el retablo de Santa Ana, del siglo XVI, y en el magnífico órgano barroco, una joya que destaca en el coro rococó del templo.

Otro edificio religioso reseñable es la ermita de Santa María del Campo levantada en la calle La Virgen en el siglo XVIII. De este pequeño templo, destaca la talla romanico-gótica de Santa María, de tipo Andra Mari, además del magnífico órgano que alberga en su interior. El retablo central, así como los laterales, dedicados a San Joaquín y a Santa Ana, es de estilo rococó; la imagen de la titular, sedente, es seguramente de finales de XIII o comienzos del siguiente.

Hoy en día es esta la única ermita que conserva la localidad, aunque datos documentales permiten afirmar que en algunos momentos llegó a tener cuatro.

En la calle Iradier Salaberri, en la casa que vió nacer al célebre músico y compositor que tanto contribuyó con su obra “La Paloma” a popularizar las habaneras; contemplamos una placa en su honor, que literalmente dice así: “En esta casa el día 20 de enero de 1809 nació el insigne músico Don Sebastián Iradier Salaberri. A su memoria, la Diputación Foral de Álava, 20 de enero de 1966”.

Es sin duda, el mejor edificio civil del pueblo. Situado junto a la iglesia parroquial encontramos un magnífico ejemplo de arquitectura palaciega del siglo XVIII; con su fachada y sus dos plantas de sillería, y balcones y ventanas enrejados con mejores trabajos de forja de la zona.

Destacan en su portada el acceso y los vanos, enmarcados por molduras en oreja, así como el trabajo en madera de la puerta, que conserva su clavazón original, y de los aleros de la cubierta. Ya en su interior, es posible visitar su calado subterráneo, totalmente rehabilitado.

Fue palacio del Marqués de Armendáriz, luego del Conde de Foxá y finalmente ha pasado a ser propiedad de la Diputación Foral de Álava, y que una vez restaurado se ha constituido en la Casa consistorial de la localidad.

La Ikastola de Lantziego se creó en el año 1979 por medio de la Federación de Ikastolas de Álava, formando los padres/madres una cooperativa. El 11 de noviembre de ese mismo año se empezaron a dar las clases en el antiguo ayuntamiento a 17 niños y niñas, mientras se reacondicionaban las antiguas escuelas. En 1984 se abrió un aula de Preescolar en Elvillar, siendo hoy en día otra aula más de esta ikastola. Durante el curso 1991-92 la Diputación Foral de Álava constituyó el edificio nuevo.

Desde que se creó hasta 1994 la ikastola fue privada, pero aquel año se publificó junto a otras ikastolas. Durante estos años alumnos de Lanciego, Viñaspre, Elvillar y Kripan han estudiado en esta ikastola teniendo en cuenta que hasta la fecha se han implantado clases para 241 alumnos.

Los habitantes de Lanciego reconocen esta zona de recreo como “El huerto del fraile” en honor al ilustre Eustaquio Álvarez de Eulate; que donó la propiedad como huerta al Ayuntamiento, mediante escritura de donación del 14 de febrero de 1913, documento que aún se conserva en el Archivo Municipal del Ayuntamiento de Lanciego C/43-5.

En el Archivo Municipal encontramos noticias documentales que nos hablan de la existencia de un complejo tejero que proporcionaba teja y ladrillo a la villa y vecinos de Lanciego hacia mediados del siglo XVI (1562).

Esta tejera se encuentra situada en el término municipal de Los Terreros, al sureste de Lanciego.